En todo, amar y servir

Todos los países tienen su folklere. Es, pues, normal y aun deseable que Haití tiene el suyo.

miércoles, abril 16, 2008

Los Lwases

Los Loas

Los espíritus intermedios - los loas



Si Dios no es el ordenador de la marcha diaria del universo y la relación con los seres humanos, es que dejó este trabajo a estos espíritus subalternos y mediadores quienes son los loas. Son estos lwases, familiares al practicante, que son objeto de cultos, intercesiones, sacrificios, más precisa y concretamente de "servicios", en la lengua del practicante. ¿Estos espíritus intermedios son divinidades en sentido estricto? Una respuesta afirmativa a esta cuestión sería contradecir la tesis del monoteísmo anteriormente mencionado. Viviane Pâques responde de la siguiente manera a la cuestión: "El problema: ¿Dios o dioses? recibe... una respuesta bastante clara: no hay, antológicamente, que un único Dios creador, sino se puede tomar sobre él distintas perspectivas que traen la masa de los creyentes aún poco evolucionados a tratar esos aspectos de Dios como hipóstasis o como figuras antropomórficas. Pero no hay ningún corte entre la esencia divina y las personificaciones que lo manifiestan”.

Estas personificaciones o representantes del Dios supremo son numerosos a través de la pintura haitiana. El panteón vodú reconoce dos jerarquías principales o dos grandes familias de loas:

1. - Los loas rada, de origen africano.

Pasan por ser espíritus más bien benévolos, a que se ofrece un "servicio" para conciliarse su buena gracia o evitar sus iras o sus mezquindades, la mentalidad de los loas de vodú presentando a mi juicio un paralelismo bastante sorprendente con la de los dioses del panteón griego. Él más importante entre los loas rada es seguramente Legba o papá Legba.

Es obligatoriamente el primer loa alegado y honrado al principio de todo servicio, porque es él que detiene las llaves que permiten comunicar con el mundo de los espíritus. Es decir, sin su autorización previa, ningún otro espíritu puede manifestarse en el marco de una ceremonia. Legba, a menudo, está representado en forma de un pequeño viejo, una bolsa sobre la espalda, una pipa en la boca. Una llave es otro de estos símbolos, lo que explica también que, a veces, esté representado bajo las características de San Pedro o bajo las de Lázaro. Otro símbolo: muletas, los colores amarillos y marrones.

Otro espíritu rada muy popular y especialmente benévolo es “Dambala”, fuente de paz y tranquilidad, a menudo representado en forma de una serpiente, y cuyo símbolo es el color blanco. Tiene dos esposas: Aïda-Ouèdo, representada por el arco iris, y Erzulie, el espíritu que simboliza la belleza, la seducción, el arte, la sensualidad. Probablemente el espíritu más popular del vodú; ella es, a pesar de su sensualidad, virgen en sentido místico del término, y a menudo está representada bajo las características de la Virgen María. Sus colores preferidos son la rosa y el azul. Citan aún, entre los espíritus importantes de la familia rada, Ogoun Feray, lwa herrero y guerrero, el equivalente del Zeus de los Griegos. Es supuesto haber inspirado la idea de independencia a los esclavos. Está representado bajo las características Saint-Jacques-le-Majeur(santiago-el-mayor), o bajo las de San Patrick expulsando a las serpientes de Irlanda. Sus símbolos son el sable y el color rojo.

2. - Los loas petro.

Contrariamente a los loases rada, de origen africano, los loas petro son espíritus indígenas, nacidos en Haití en el contexto de la esclavitud y la resistencia a la opresión. Esta contextualización es importante para comprender el carácter violento y peligroso asignado o atribuido habitualmente a los loases petro. Los principales espíritus del rito rada tienen su alter ego en el rito petro, pero estos últimos, lejos de ser benévolo y fiable, son a menudo maléficos, incontrolables, implicados en la magia negra.


Se toma un riesgo enorme de alegarlos y servirles con el fin de obtener una repercusión, arranque utilitario. Es la razón por la que un 95% de los practicantes son de rito rada y solamente 5% se arriesgan a flirtear con el rito petro. Sin embargo es a menudo a través de las imágenes y prácticas que dependen del rito petro que el cine y la literatura sensacionales presentan habitualmente el vodú a los no-iniciados.

Lo más temible de los espíritus del rito petro es Baron Samedi (Barón Sábado), el espíritu de la muerte, el dueño de los cementerios. Sus símbolos son el sombrero alta-forma y los colores negro y púrpura. Es el jefe de los “Gede”, de los espíritus macabros y picarescos, teniendo como símbolos una cruz negra, un cadáver y los mismos colores que su dueño Barón Sábado.
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“Kalfu”, otro espíritu Petro, es el corresponsal de Legba. Controla las encrucijadas de los caminos, para significar simbólicamente que controla las fuerzas del mal, la magia negra, la brujería. Tiene por símbolo la luna y los colores rojo, blanco y negro.

No es cuestión aquí de censar toda la panoplia de los espíritus más o menos importantes del vodú. Se puede encontrar sobre el site(sitio): www.haiticentral.com una lista detallada de estos espíritus y colores que los simbolizan. Lo importante es retener que estos múltiples espíritus del panteón vodú constituyen una fuente de inspiración privilegiada para los pintores haitianos.

Sin embargo, teniendo en cuenta de las circunstancias concretas del encuentro entre el cristianismo y las creencias religiosas de los esclavos que desembarcan en Haití, es imposible distinguir radicalmente entre el Gran Maître (Gran Amo) del vodú y el Dios cristiano por una parte, entre los lwases y los santos del catolicismo por otra parte. Bautizado de fuerza, obligado de mostrar las señales exteriores de la lealtad a la religión católica, el esclavo vodú desarrolló una táctica que consistía en salvaguardar su libertad de creencia asimilando el cristianismo, practicando así una especie de (cimarrón aje) cultural que no tiene mucho que ver con el sincretismo que algunos creen ver en el vodú. Esta asimilación es tanto más fácil para el practicante ya que el vudú no tiene nada de una religión misionero o sectario. Para él, poco importa el intermediario a quien se rinde un culto y la forma poco se importa del culto: todo lleva, en cualquier caso, al Gran Maître (Gran Amo) que es único.

El concepto de guerra de las religiones es increíble para el practicante vodú y él no ve ninguna contradicción a ser practicante vodú simultáneamente y católico por ejemplo. El sacerdote vodú fomenta sus fieles a practicar el cristianismo, a recibir los sacramentos. Las grandes fiestas católicas coinciden con grandes momentos de la liturgia vdú. Rezos cristianos u objetos de culto cristianos encuentran su lugar a la sombra de los hounfò.

Lahennec Hurbon explica que, en el espíritu del practicante, "Dios aparece como la llave de bóveda que subtiende todo el sistema de espíritus y todas las prácticas de vodú." Es el creador de los espíritus, y santos católicos correspondientes, y a este respecto, él puede ser difícilmente distinguido del Dios del catolicismo, en la medida en que éste todavía ha estado presente en la predicación, en el catecismo, en los cánticos y los rezos como el creador del universo, el creador de los ángeles y santos encargados a los humanos como sus guardianes y protectores". Así pues, no son sólo consideraciones tácticas que explican esta capacidad asimilativa del vodú. Se presenta por otra parte como una cierta de religión de matriciales, suficientemente englobando, abierta y poco sectaria para estar en condiciones de asimilar categorías de cualquier otro sistema religioso. Es al menos la tesis que formulo y que sería necesario naturalmente apoyar aún más.

En definitiva, para el practicante, Dios no es una entidad aislable, desmontable, recortable del conjunto del sistema cósmico que lo engloba. El universo entero y sus componentes manifiestan la potencia divina, a menudo bajo una forma simbólica que la pintura está en condiciones de traducir. Desde su más blanda infancia, el practicante, el pintor-vodú en particular, integró progresiva e inconscientemente este simbolismo a su personalidad y lo expresa naturalmente a través de su producción artesanal, artística, cultural u otra. Por tanto, un cuadro al parecer profano para uno no-practicante vodú puede ser descifrado en términos religiosos por uno practicante vodú.